Comprar en el supermercado está a punto de convertirse en un acto de transformación nacional. Y no es un slogan: el Gobierno de México, junto con 22 de los grupos empresariales más grandes del país, firmaron un acuerdo que cambiará para siempre la manera en que consumimos, producimos y generamos empleos; impulsando a las pequeñas y medianas empresas mexicanas.
Este compromiso, que se enmarca del ambicioso Plan México, no solo aumentará la presencia de productos Hecho en México en tiendas físicas y plataformas digitales, sino que busca convertir al país en una potencia manufacturera más sólida, más justa y, sobre todo, más autosuficiente.
¿Qué es el Acuerdo ‘Hecho en México’?
El Acuerdo Voluntario para el Aumento de Productos Hechos en México es una iniciativa histórica de colaboración entre el gobierno federal y el sector privado, firmada en mayo de 2025. Se trata de un pacto formal y con seguimiento técnico, diseñado para impulsar la economía nacional desde el consumo cotidiano, y que se enmarca dentro del ambicioso Plan México.
Más allá de su carácter voluntario, el acuerdo representa un verdadero compromiso que involucra a 22 grupos empresariales con representación en múltiples sectores del comercio minorista, mayorista y digital. La propuesta es clara: incrementar sustancialmente la proporción de productos con valor de fabricación nacional en los puntos de venta más importantes del país —desde supermercados hasta farmacias y plataformas de comercio electrónico.
El objetivo es reemplazar gradualmente una parte significativa de productos importados por alternativas mexicanas, abriendo espacios antes inaccesibles para miles de pymes locales.
Este acuerdo entrará en vigor tras un periodo de implementación de 90 días y tendrá una duración inicial de tres años, del 2025 al 2028, con posibilidad de renovación y expansión. Su ejecución no solo transformará lo que vemos en los estantes, sino también el modo en que valoramos lo que se produce en casa (México).
¿Qué busca el Plan México?
El Plan México es mucho más que una serie de políticas económicas. Es una visión integral del futuro nacional, impulsada por el gobierno de Claudia Sheinbaum como una estrategia de transformación profunda de la matriz productiva del país.
En esencia, el Plan México busca reconstruir la cadena de valor mexicana desde abajo, fortaleciendo a los productores locales, generando empleo digno, asegurando el abastecimiento interno y reduciendo la excesiva dependencia de importaciones.

Desde una perspectiva económica, el plan aspira a posicionar a México como una potencia manufacturera regional, capaz de competir con calidad y eficiencia, sin dejar de lado la equidad y la inclusión. A través de iniciativas como el acuerdo “Hecho en México”, se espera lograr.
- La creación de aproximadamente 400 mil empleos, especialmente en el sector manufacturero.
- El fortalecimiento del tejido productivo local, incluyendo cooperativas y pequeños emprendimientos regionales.
- Una mayor resiliencia ante crisis globales, como la escasez de medicamentos durante la pandemia de COVID-19 o el impacto de medidas proteccionistas internacionales.
- El fomento de una identidad productiva nacional, que fortalezca el consumo interno no por imposición, sino por orgullo y confianza. Sin perder la confianza del consumidor.
Además, Plan México no camina solo: se vincula con otras estrategias como el PACIC (Paquete contra la inflación y la Carestía), que busca mantener bajo control los precios de la canasta básica, y con la estrategia de digitalización de pequeñas empresas, que les permite competir en plataformas como Amazon y Mercado Libre.
Los protagonistas del Plan México: Gobierno, empresas y sociedad

La implementación del acuerdo “Hecho en México” se ha convertido en un proyecto tripartito, donde convergen tres fuerzas fundamentales: el Estado, el empresariado y la ciudadanía.
Por un lado, el Gobierno Federal, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, ha asumido un rol de liderazgo al definir los objetivos y convocar a las empresas. Además, ha garantizado un marco de seguimiento y brindado soporte técnico a través de la Secretaría de Economía.
Por otro lado, los grupos empresariales han respondido con entusiasmo, reconociendo que fortalecer la producción nacional también es una estrategia inteligente de largo plazo. Las empresas firmantes aceptaron no solo aumentar el contenido nacional de su inventario, sino también colaborar activamente en campañas de visibilidad, ajustes logísticos, formación de nuevos proveedores y apertura de oportunidades para miles de pequeñas y medianas empresas.
Y finalmente está la sociedad: los consumidores mexicanos, que tendrán un papel central en el éxito de esta política. El consumidor, con su decisión de comprar productos con el sello “Hecho en México” será el motor real que transforme la intención en resultados tangibles. Este acuerdo tiene un rostro humano, y cada persona puede ser agente de cambio desde la cotidianidad.
Además, organizaciones como la ANTAD (Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales) y el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), están alineados con los principios del acuerdo y participarán activamente en su despliegue e impulso.


Las 28 empresas que dijeron sí
Uno de los elementos más sólidos de este acuerdo es la calidad y el peso estratégico de las empresas que lo respaldan. En total, 22 grupos empresariales, que abarcan a 28 marcas líderes del comercio nacional e internacional, se comprometieron a aumentar sustancialmente la presencia de productos hechos en México en sus estanterías físicas y digitales.
Este conjunto incluye supermercados, tiendas departamentales y farmacias, tiendas especializadas, plataformas digitales y cadenas de conveniencia, lo cual asegura una cobertura de mercado sin precedentes. Entre las empresas destacadas se encuentran:
- Amazon México y Mercado Libre, que han prometido establecer filtros especiales para destacar productos hechos en México en sus plataformas.
- Walmart, que ya implementa el distintivo gráfico “Hecho en México” en sus más de 3,200 puntos de venta.
- Oxxo, con su experiencia en campañas locales como “Hecho en Yucatán” o “Hecho en Sonora”.
- Liverpool, Suburbia, Sears y Palacio de Hierro, que se suman desde el sector departamental.
- Soriana, Chedraui, La Comer, City Market y Casa Ley, desde el mundo de autoservicio.
- Office Max, Office Depot, The Home Depot, y Petco, que expanden la iniciativa hacia rubros especializados.
- Farmacias como S-Mart y Súper Kompras, clave para el componente farmacéutico de la política.
Estas empresas no solo ofrecen infraestructura y canales de distribución; también se convierten en puentes entre los consumidores y las PYMes mexicanas, permitiendo que nuevos productos nacionales lleguen a cada rincón del país.
Lo relevante es que muchas de estas compañías ya tienen experiencia en responsabilidad social, campañas de impacto local y alianzas público-privadas. Su participación refuerza la legitimidad y la viabilidad real del acuerdo.
Cómo cambiarán los supermercados para el consumidor
Los supermercados son, probablemente, el escenario donde el cambio será más visible y tangible para millones de mexicanos. Lo que antes era un mar de productos importados de marcas multinacionales, comenzará a transformarse en una vitrina de la producción nacional.
El acuerdo contempla que las tiendas de autoservicio eleven su porcentaje de productos hechos en México del 50% al 70% para 2028. Esto significa que 7 de cada 10 artículos que encuentres en tu carrito de compras, podrán tener el sello nacional. No se trata de ocultar productos artesanales en una góndola secundaria, sino de un cambio estructural que abarca todas las categorías de consumo diario.
Desde abarrotes, productos de limpieza, cosméticos y ropa, hasta electrodomésticos y productos de temporada, el consumidor empezará a notar más etiquetas “Hecho en México”, un rediseño de la señalización en anaqueles y un impulso activo para que los productos nacionales sean fáciles de encontrar, comparar y elegir.

Además, las cadenas han manifestado su disposición no solo a visibilizar los productos mexicanos, sino a priorizarlos dentro de sus cadenas de suministro, lo cual significa también menores tiempos de distribución, costos más bajos y mayor frescura en ciertos productos, como los alimenticios o de cuidado personal.
Este cambio también será notorio en tiendas departamentales, que pasarán del 30% al 42% de productos nacionales. En este segmento, donde tradicionalmente ha predominado la importación, el acuerdo representa un cambio cultural, permitiendo que diseñadores, fabricantes y maras locales entren en espacios de alto valor comercial.
Y en las plataformas digitales, ¿Qué pasará?
Uno de los cambios más innovadores e importantes del acuerdo se dará en el entorno digital. Plataformas como Amazon y Mercado Libre no solo firmaron el compromiso, sino que están desarrollando funcionalidades específicas para visibilizar los productos mexicanos en sus catálogos virtuales.
Hasta ahora, el consumidor mexicano tenía pocas herramientas para saber si un producto en línea era nacional o importado. Esa situación cambiará radicalmente. Las empresas están trabajando en filtros especiales, etiquetas visuales y sistemas de recomendación que prioricen lo nacional.
El sello “Hecho en México” aparecerá claramente en las fichas de producto, en los resultados de búsqueda y en promociones especiales, de modo que los usuarios puedan tomar decisiones informadas y alineadas con el nuevo impulso nacional.

Este esfuerzo también vendrá acompañado de una campaña de promoción conjunta —Gobierno y empresas— que comenzará el 9 de junio. La campaña busca construir una narrativa emocional en torno al consumo responsable, resaltando que cada clic en un producto mexicano puede traducirse en un empleo, una fábrica reactivada o una PyMES que crece.
En este entorno digital, más de 27,000 empresas mexicanas ya venden en Amazon, y se estima que el 99% son PyMES. El impacto es enorme: millones de emprendedores podrán competir con visibilidad y en igualdad de condiciones frente a grandes marcas globales.
¿Y las farmacias? El impulso a la industria nacional de salud
La pandemia dejó una lección clara: los países que dependen exclusivamente de insumos médicos importados están en una situación de vulnerabilidad. Por eso, una de las grandes apuestas del acuerdo es precisamente reforzar la producción farmacéutica nacional.
El compromiso firmado contempla que las farmacias eleven el porcentaje de productos hechos en México del 40% al 55% para 2028. Pero más allá del número, lo que está en juego es la reconfiguración de una industria estratégica.
Esto incluye no solo medicamentos genéricos y suplementos, sino también equipos médicos, insumos hospitalarios, productos de cuidado personal y artículos de salud preventiva. Fortalecer la industria farmacéutica nacional es clave para garantizar abastecimiento, controlar precios y reducir riesgos sanitarios en el futuro para el consumidor mexicano.
Además, se abre una puerta fundamental para que laboratorios mexicanos, muchos de ellos de tamaño medio o pequeño, accedan a cadenas de distribución que tradicionalmente han estado cerradas para ellos.
El gobierno ha expresado que este punto será una prioridad en el seguimiento del acuerdo, dada la sensibilidad del sector y su impacto directo en el bienestar de la población. La idea es que cada vez más mexicanos puedan confiar en que lo que compran en su farmacia local fue fabricado en el país, bajo estándares de calidad y con un impacto económico directo en su comunidad.
Las metas del Acuerdo: claras y medibles
Una de las grandes virtudes del Acuerdo “Hecho en México” es que no se queda en buenas intenciones. Tiene metas concretas, números claros, plazos definidos y mecanismos de seguimiento. Esto le otorga una legitimidad técnica y política que lo diferencia de campañas pasadas.
Estas son las metas por sector, a alcanzar para el año 2028:
SECTOR | SITUACIÓN ACTUAL | META 2028 |
---|---|---|
Tiendas de autoservicio | 50% productos nacionales | 70% |
Tiendas minoristas | 50% | 70% |
Tiendas departamentales | 30% | 42% |
Farmacias | 40% | 55% |
Otros sectores | 20% | 28% |
Plataformas digitales | Baja visibilidad de productos nacionales | Alta visibilidad, filtros y etiquetas “Hecho en México” |
Estas metas fueron diseñadas empresa por empresa, sector por sector, evaluando su inventario actual, su capacidad logística y su potencial de sustitución de importaciones.
Además, el acuerdo no es cerrado ni exclusivo. Se espera que otras empresas —especialmente del rubro tecnológico, alimentario, farmacéutico y de innovación— se sumen en los próximos meses, lo que permitiría ampliar y reforzar el alcance del programa.
También se estableció que habrá informes de seguimiento, revisiones anuales y espacios de retroalimentación para garantizar que las metas se cumplan y se ajusten en caso necesario.
Más allá de porcentajes: ¿qué significa esto para el país?
Cuando hablamos de porcentajes —70% de productos nacionales aquí, 42% allá— puede parecer que se trata simplemente de cifras comerciales. Pero en realidad, detrás de cada número hay una transformación estructural, económica y social de gran calado.
Este acuerdo es un golpe directo a décadas de dependencia de productos importados, muchas veces innecesarios y más costosos, que desplazaron injustamente a lo que México produce con calidad. Restablecer el equilibrio significa volver a confiar en lo nuestro, sin renunciar a la competitividad ni a la innovación.
Además, el impacto no se limita a las grandes ciudades. También se 0abre un espacio de la góndola, con oportunidades en municipios, regiones agrícolas, polos industriales y zonas rurales. Se activa una cadena completa: del productor al transportista, del fabricante al comerciante, del emprendedor al consumidor final.

Este cambio de enfoque permite a México recuperar soberanía económica en sectores clave como salud, alimentación, textiles, tecnología ligera y consumo masivo. También fortalece su capacidad para enfrentar crisis globales y crecer desde adentro, con identidad y propósito.
Pequeñas y medianas empresas: las grandes ganadoras
Aunque las grandes marcas firmaron el acuerdo, los verdaderos beneficiarios serán miles de pequeñas y medianas empresas (PYMes). Ellas son el corazón productivo del país, pero por mucho tiempo han tenido barreras para acceder a las cadenas de distribución más importantes.
Este acuerdo las pone en el centro de la ecuación. No como actor secundario, sino como proveedor directo, socio estratégico y generador de empleo. Las empresas firmantes se comprometieron a abrir sus canales logísticos y comerciales para integrar a más PYMes como proveedores, lo que se traducen en:

- Acceso a volumen de compra constante
- Formalización de negocios locales
- Estabilidad para crecer, contratar, invertir y competir
- Mayor visibilidad para productos con sello regional o identidad cultural
Además, se está trabajando en capacitación, acompañamiento digital y asesoría para que estas empresas puedan cumplir con los estándares requeridos, sin sacrificar su esencia ni escala de operación.
Así, lo “Hecho en México” no será solo un lema patriótico, sino un motor real de inclusión productiva.
Del discurso al anaquel: la campaña que lanzará el gobierno
Hablar de producción nacional está bien. Pero verlo, sentirlo y elegirlo con conciencia en el punto de venta, es lo que hará la diferencia. Por eso, el gobierno federal, junto al Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y las empresas firmantes, lanzará el próximo 9 de junio una campaña nacional de visibilidad y educación al consumidor.
La campaña tendrá dos vertientes complementarias:
- Institucional, desde el gobierno, con mensajes centrados en empleo, soberanía productiva y reactivación económica.
- Comercial, desde las empresas, con activaciones en puntos de venta, plataformas digitales, etiquetas visibles, catálogos destacados y espacios especiales para productos “Hecho en México”.
Esto permitirá que el mensaje sea coherente, multicanal y efectivo. Se utilizarán redes sociales, televisión, medios impresos y promociones físicas para recordar al consumidor que cada compra cuenta.
La intención no es imponer, sino inspirar una nueva cultura de consumo, donde lo nacional no sea una excepción, sino la norma preferida.
Hecho en México importa más de lo que parece… y tú tienes un papel clave
A simple vista, podría parecer solo otro acuerdo entre gobierno y empresas. Pero este pacto representa uno de los intentos más serios y estructurados por transformar el modelo económico mexicano desde la raíz.

Importa porque pone a las personas en el centro del desarrollo económico: al productor que tiene talento, al trabajador que quiere estabilidad, a la familia que necesita precios accesibles, y al consumidor que desea calidad sin tener que importar todo.
Importa porque rompe la inercia de una economía desigual, donde los productos extranjeros acaparan atención, presupuesto y estatus. Y en su lugar, construye un país donde lo hecho en casa vale, compite y permanece.
Y tú, como consumidor, tienes un poder inmenso. Puedes reforzar todo este esfuerzo simplemente eligiendo diferente. Al buscar el sello “Hecho en México”, al apoyar marcas locales, al compartir en redes tus compras responsables, te conviertes en parte activa de esta revolución silenciosa.
Porque el país no se transforma desde un escritorio. Se transforma desde el carrito del súper, la farmacia del barrio, el clic que haces en tu app de compras. Es momento de enfocarnos nuevamente en el Plan México.
Empresas que ya apuestan por lo local
Este acuerdo no empezó desde cero. Varias empresas ya estaban implementando acciones concretas en favor del producto mexicano. Por ejemplo:
- Amazon México reveló que más de 27,000 empresas mexicanas venden en su plataforma, y que el 99% son PYMes. Gracias al acuerdo, estas marcas tendrán ahora mayor visibilidad y posicionamiento prioritario.
- Walmart fue de las primeras en implementar el distintivo gráfico “Hecho en México” en sus más de 3,200 tiendas. La señalización física ayudará a que millones de compradores reconozcan y prefieran lo nacional.
- Oxxo, con presencia en todo el país, ya había impulsado campañas regionales como “Hecho en Yucatán” o “Hecho en Sonora”, donde comercializaban productos locales de forma destacada. Su adhesión al Plan México representa la ampliación nacional de esa estrategia.
- Chedraui, La Comer, Liverpool y Palacio de Hierro también han comenzado a rediseñar sus espacios para ofrecer productos nacionales de mejor manera y en más categorías.
Estas experiencias muestran que la voluntad existe, la infraestructura también, y ahora el marco político está alineado para escalar el impacto.
¿Qué sigue? Futuro del programa y posibles adhesiones al Plan México
El Acuerdo “Hecho en México” tiene una primera fase de tres años, pero ya se contempla su renovación para 2028. Además, el gobierno ha dejado claro que el pacto es abierto y en constante expansión.
Se espera que en los próximos meses se sumen:
- Empresas del sector tecnológico, para impulsar hardware y software nacional.
- Productoras de alimentos y bebidas regionales, con cadenas de valor sostenibles.
- Industrias farmacéuticas y cosméticas, con innovación y respaldo nacional.
- Cooperativas rurales, artesanales y de mujeres, con productos de alto valor cultural.
También se está trabajando en mecanismos de evaluación y rendición de cuentas, que permitan a los consumidores conocer qué empresas cumplen, qué avances hay y cómo evoluciona la iniciativa.
En paralelo, se prevé fortalecer los vínculos con universidades, cámaras empresariales y centros de desarrollo industrial, para que la política no sea solo comercial, sino también educativa y tecnológica.
Un nuevo capítulo para el consumo en México
El Acuerdo “Hecho en México” no es solo una estrategia económica. Es un punto de inflexión histórico. Representa el inicio de una nueva era donde lo nacional ya no es lo alternativo, sino lo preferido. Donde el talento local se abre paso no solo por necesidad, sino por reconocimiento y por convicción colectiva.
Durante décadas, nos acostumbramos a ver lo importado como sinónimo de calidad. Hoy (con ayuda del Plan México), esa narrativa se revierte. Las góndolas de los supermercados, las estanterías digitales y los catálogos de las tiendas cambiarán de rostro. Veremos más productos con sello mexicano, con historias detrás, con valor agregado real, y con un impacto directo en miles de familias.
Este acuerdo demuestra que cuando el gobierno, la iniciativa privada y la ciudadanía (consumidor) se alinean con un propósito común, se pueden construir soluciones sostenibles, inclusivas y justas. Porque como consumidor, al comprar un producto hecho en México no solo estás eligiendo un artículo; estás invirtiendo en empleo, en desarrollo regional, en soberanía productiva y en orgullo nacional.

El verdadero poder de este acuerdo en conjunto con el Plan México, no está en los despachos ni en las conferencias. Está en cada decisión de compra, en cada pyme que entra a una cadena de distribución, en cada etiqueta “Hecho en México” que se convierte en símbolo de confianza y progreso.
Porque al final del día, el país que queremos construir no solo se diseña en los planes; se fabrica, se consume y se elige todos los días, desde el hogar, la tienda y la pantalla.
Hecho en México no es una moda. Es el futuro. Y ya empezó.