El doble IVA que sacude al IMMEX: Samsung

Samsung: El doble IVA que sacude al programa IMMEX

En los últimos meses, un tema que parecería técnico y reservado para abogados fiscales ha escalado hasta convertirse en una de las mayores controversias del comercio exterior en México y para el programa IMMEX. Un litigio entre Samsung Electronics y el SAT por un presunto doble cobro del Impuesto al Valor Agregado (IVA) ha encendido las alarmas en el sector industrial, en la Suprema Corte y hasta en los despachos diplomáticos.

Detrás de las cifras millonarias, los tecnicismos legales y los comunicados corporativos, se esconde algo más profundo.
Es una discusión sobre la certeza jurídica, la competitividad de México como potencia manufacturera y el futuro del programa IMMEX, pilar de la maquinaria exportadora nacional durante décadas.

El conflicto no solo pone en juego más de 300 mil millones de pesos para una de las empresas tecnológicas más grandes del mundo. También cuestiona si México puede seguir siendo el país donde las reglas del comercio internacional se entienden, se respetan y se mantienen estables.
Lo que comenzó como una diferencia contable hoy amenaza con redefinir la manera en que México produce, exporta y se relaciona con sus socios globales.

El corazón del conflicto: ¿Qué está pasando con Samsung ante el SAT?

El corazón del conflicto: ¿Qué está pasando con Samsung?

Todo comenzó con un desacuerdo en la forma de interpretar una operación aparentemente rutinaria: la importación virtual dentro del programa IMMEX. El SAT ha detectado que empresas como Samsung han usado este mecanismo para evadir el pago del IVA en transacciones locales simuladas como exportaciones.

Según la autoridad, algunas empresas importan insumos sin pagar impuestos con la promesa de reexportarlos, pero los venden en el país sin declarar el IVA. Esta práctica, dice el SAT, ha provocado pérdidas fiscales millonarias y desequilibrios en la recaudación.

Samsung, por su parte, rechaza esa acusación. Argumenta que ha cumplido con las leyes mexicanas durante casi tres décadas, y que lo que ocurre es un caso de doble tributación: el mismo impuesto cobrado dos veces sobre una sola operación. La compañía afirma haber pagado el IVA cuando introdujo los insumos y que cobrarlo de nuevo sobre el producto final sería injusto e ilegal.

La disputa escaló hasta la SCJN bajo la contradicción de tesis 08/2025, un proceso que busca aclarar de si en estos casos el IVA se debe pagar una o dos veces. El mercado observa la decisión de los ministros, pues un fallo favorable al SAT pondría en riesgo a Samsung y empresas IMMEX, enfrentando deudas millonarias o salir del país.

El programa IMMEX bajo la lupa

El programa IMMEX (Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicios de Exportación) es, desde hace más de 20 años, uno de los pilares silenciosos del éxito exportador mexicano. Su propósito es sencillo: atraer inversión extranjera, impulsar el empleo y fomentar la competitividad industrial. Bajo este esquema, las empresas pueden importar temporalmente insumos y componentes sin pagar impuestos, siempre que los utilicen para fabricar productos destinados a la exportación.

Gracias a este modelo, México se ha convertido en una plataforma de manufactura global. Desde pantallas y automóviles, hasta productos médicos y electrónicos, miles de bienes con el sello “Hecho en México” son ensamblados en plantas IMMEX y enviados a mercados internacionales. En 2024, el régimen impulsó exportaciones por más de 300 mil MDD y millones de empleos, destacando Baja California, Chihuahua, Querétaro, Nuevo León y Guanajuato.

El programa IMMEX bajo la lupa

Sin embargo, lo que fue concebido como un incentivo económico hoy enfrenta su mayor prueba. El motor del auge manufacturero en México hoy está bajo sospecha: podría convertirse en el talón de Aquiles de toda la estructura productiva.

¿Cómo funciona el IMMEX y por qué es tan importante para México?

Para entender la magnitud del conflicto, hay que comprender cómo opera este sistema.

  1. Importación temporal: una empresa trae insumos o componentes del extranjero sin pagar aranceles ni IVA, bajo el compromiso de que los usará para fabricar productos que serán exportados.
  2. Transformación: esos insumos se integran o ensamblan en México, dando origen a productos terminados o semiterminados.
  3. Exportación: los productos se envían al extranjero, momento en el cual se regulariza el proceso y se liquida la carga fiscal correspondiente.

Hasta aquí, el modelo es claro. El punto polémico surge con una herramienta llamada “importación virtual“, una figura aduanera que permite transferir mercancías entre empresas IMMEX dentro del país sin que salgan físicamente del territorio nacional. Legalmente, se considera que los bienes “salieron” y “reingresaron” a México, aunque en la práctica solo cambiaron de manos.

Esta modalidad fue diseñada para agilizar las cadenas de suministro y reducir costos logísticos, pero el SAT asegura que en algunos casos se ha usado para vender productos en el mercado interno sin pagar IVA, alterando el propósito original del régimen.

¿Cómo funciona el IMMEX y por qué es tan importante para México?

Y aquí es donde entra Samsung: una empresa que, como muchas otras, depende del IMMEX para fabricar en México a precios competitivos. La reinterpretación del programa podría afectar todo su modelo operativo.

El origen del doble IVA a las empresas

El conflicto tiene raíces legales que se remontan a una década atrás. En 2011, se modificaron las reglas del IVA para el régimen IMMEX, estableciendo retenciones en casos específicos. Pero la reforma de 2013 a la Ley del IVA generó una laguna interpretativa: ¿el impuesto debía pagarse otra vez si ya se cubrió en la importación?

Esa ambigüedad es el origen del actual choque. Para el SAT, la “regla administrativade 2011 sigue vigente y justifica la retención adicional; para las empresas, la reforma de 2013 establece lo contrario. En otras palabras, la ley dice una cosa y las reglas dicen otra.

Esa contradicción técnica ha generado decenas de litigios, y el caso de Samsung se convirtió en el más representativo por su tamaño e impacto. Lo que está en juego no es solo un pago multimillonario, sino la interpretación misma del marco fiscal mexicano. Si la Corte avala la doble tributación, se rompería con el principio de que ningún impuesto debe cobrarse dos veces sobre el mismo hecho generador.

Dos visiones opuestas: el SAT y las empresas

En el centro del debate hay dos narrativas que no podrían ser más distintas:

Dos visiones opuestas: el SAT y las empresas bajo el doble pago de IVA en México
  • La del SAT, que sostiene que durante años se permitió un esquema que facilitó la evasión de impuestos, y que algunas empresas abusaron de la figura de importación virtual para vender productos en el mercado interno sin cubrir el IVA correspondiente. Para el fisco, lo que se busca es equidad tributaria: que todos los actores paguen lo que les corresponde.
  • La de las empresas, encabezadas por Samsung, que defienden que no hay evasión, sino un vacío normativo. Las empresas sostienen que el SAT cambió las reglas “a mitad del juego” y que su interpretación viola los principios de seguridad jurídica y no retroactividad. Advierten que un fallo adverso haría de México un destino fiscalmente incierto, justo cuando busca atraer inversión por el auge del nearshoring.

En la Suprema Corte, se han mostrado posturas opuestas: Batres prioriza el combate a la evasión, mientras que Esquivel advierte que no debe cobrarse dos veces el mismo impuesto. La decisión final de la Corte marcará un precedente para toda la industria manufacturera.

El SAT responde: el discurso de la evasión

Ante el ruido mediático, el SAT decidió hablar. Su postura oficial sostiene que no se trata de una cacería contra Samsung ni contra el IMMEX, sino de una revisión estructural para evitar abusos. Según Gari Flores, administrador general de Recaudación, la controversia deriva de estrategias fiscales agresivas diseñadas por grandes despachos para aprovechar vacíos legales y minimizar impuestos.

Según sus datos, 534 empresas usan el esquema de importación virtual, y 24 de ellas enfrentan litigios por cerca de 16 mil millones de pesos. Samsung concentraría cerca del 60% de ese total.

Su postura oficial sostiene que no se trata de una cacería contra Samsung ni contra el IMMEX, sino de una revisión estructural para evitar abusos

El SAT asegura que ha mantenido diálogo constante con la empresa, y que en ningún momento se ha hablado de su salida al país. “Siempre estamos abiertos a escuchar y dialogar dentro del marco de la ley”, dijo Flores. Aun así, el mensaje es claro: el gobierno mantendrá su objetivo de fortalecer la recaudación y combatir la evasión, aunque afecte su relación con las grandes empresas.

Para el SAT, lo que está en juego no es una cifra, sino la credibilidad del Estado frente a empresas que usaron una facilidad pensada para agilizar el comercio exterior, no para evadirlo.

Lo que teme la industria

En el ecosistema industrial mexicano, el caso de Samsung no se percibe como un simple litigio aislado, sino como una señal de alarma.
Las empresas que operan bajo el programa IMMEX comparten un mismo temor: que la inseguridad jurídica se convierta en el nuevo costo oculto de invertir en México.

Directivos de corporativos internacionales advierten que, si el SAT puede reinterpretar una norma fiscal a mitad del juego, el riesgo ya no está solo en los mercados, sino en la propia ley.
Esa incertidumbre, señalan, puede frenar planes de expansión, modificar presupuestos y retrasar inversiones millonarias, especialmente en cadenas de producción con márgenes estrechos y calendarios globales.

El temor más grande no es perder un juicio, sino perder la confianza. Si México deja de ofrecer certeza fiscal, las empresas podrían voltear hacia Centroamérica, Sudamérica o a EE.UU., donde los incentivos son más estables, aunque los costos sean mayores.
Esa migración no ocurre de golpe, sino gradualmente: primero se frenan los nuevos proyectos, luego disminuyen las compras locales y, finalmente, la producción se traslada.

La industria no pide trato preferencial; pide claridad y consistencia. En palabras de un ejecutivo del sector automotriz: “Podemos adaptarnos a cualquier regla, pero no a reglas que cambian sobre la marcha”.

Lo que está en juego para México

Más allá de los millones o las planillas contables, lo que se discute es el papel de México en la economía global. El país ha construido su liderazgo manufacturero sobre tres pilares: costos competitivos, ubicación estratégica y seguridad jurídica. Si uno de esos pilares se resquebraja, el modelo entero tambalea.

Un fallo adverso para Samsung no solo impactaría a una empresa, sino que podría modificar la forma en que el mundo ve a México como socio comercial. La duda no sería si el país cobra impuestos, sino si lo hacer con coherencia, transparencia y previsibilidad.

Además, hay un elemento político inevitable: México está ante la revisión del T-MEC, un proceso que exigirá demostrar el cumplimiento con sus compromisos de apertura, equidad y trato justo. Si en medio de eso, un gigante como Samsung enfrenta un caso emblemático de incertidumbre tributaria, el mensaje a los socios comerciales podría ser interpretado como falta de estabilidad institucional.

Lo qué está en juego para México
Un fallo adverso para Samsung no solo impactaría a una empresa, sino que podría modificar la forma en que el mundo ve a México como socio comercial

En suma, los que está en juego no es un impuesto, sino la credibilidad de México como nación manufacturera confiable.

Un caso que reconfigura el nearshoring

Con el impulso del nearshoring, México alcanzó una posición privilegiada. En medio de la rivalidad comercial entre EE.UU. y China, el país se consolidaba como el destino ideal para instalar nuevas plantas y cadenas de suministro.

Sin embargo, este caso introduce un factor de riesgo en esa ecuación. Si las reglas del IMMEX se vuelven inciertas, el atractivo se diluye.
El nearshoring no se construye solo con geografía, sino con confianza en la normativa, infraestructura eficiente y estabilidad regulatoria.

Empresas que ya habían decidido expandirse en México ahora observan con cautela. Los parques industriales siguen creciendo, sí, pero los consejos de administración piden informes sobre los “riesgos fiscales potenciales”. Cada titular sobre “doble IVA” o “cobro retroactivo” pesa más que un anuncio de inversión.

En este contexto, el litigio de Samsung podría convertirse en un caso de estudio para inversionistas extranjeros. Una historia sobre cómo un país maneja la tensión entre la recaudación y la competitividad, entre la soberanía fiscal y el atractivo del mercado.

El litigio de Samsung podría convertirse en un caso de estudio para inversionistas extranjeros
Nearshoring

Si el resultado es un modelo de diálogo, México saldrá fortalecido. Pero si termina en confrontación o salida de empresas, el país podría perder su ventaja más valiosa: la percepción de que México es el lugar donde las reglas sí se entienden.

Efecto T-MEC: ¿un riesgo diplomático?

El conflicto tiene un eco que trasciende la frontera jurídica: puede escalar al terreno diplomático y comercial.
El T-MEC establece que ningún país debe aplicar medidas discriminatorias o cargas fiscales injustificadas a empresas extranjeras.

Si el SAT gana y se interpreta que México impone una doble tributación sobre productos provenientes del extranjero, podría argumentarse una violación al principio de trato nacional del acuerdo. Esto abriría la puerta a consultas bilaterales o incluso paneles de controversia.

Además, Corea del Sur (país de origen de Samsung) observa con atención el caso. Aunque no forma parte del T-MEC, Corea es socio estratégico de México y aspira a concretar un acuerdo comercial bilateral. Un conflicto fiscal con su principal empresa tecnológica podría tensar esas negociaciones y proyectar la imagen de un entorno poco amigable para la inversión asiática.

Un problema que comenzó como una diferencia contable podría tener repercusiones en la política exterior de México y en la credibilidad de su sistema judicial y fiscal ante el mundo.

Más allá de Samsung: el efecto dominó

Aunque los reflectores están sobre Samsung, el litigio abarca a 24 empresas y podría afectar a cientos más. Entre las implicadas se mencionan nombres de peso: LG, Bosch, Continental, Honeywell, Whirlpool, Lear, Aptiv, HP, Dell, Jabil y otras firmas que operan bajo el mismo esquema IMMEX.

Estas compañías generan millones de empleos y sostienen cadenas de proveeduría locales en estados donde la industria maquiladora es el principal motor económico. Un fallo adverso podría golpear a regiones enteras, como Tijuana, Juárez o Apodaca, donde las economías locales dependen directamente de este tipo de operaciones.

Además, el efecto no se limitaría a las empresas grandes: los proveedores nacionales también resentirían el impacto. Si una corporación global recorta operaciones, sus contratistas mexicanos (fabricantes de empaques, transportistas, ingenierías locales) son los primeros en sufrir.

En el peor escenario, el litigio podría convertirse en una ola de desinversión progresiva, un efecto dominó donde cada cierre de planta o traslado de producción reduce la capacidad exportadora del país.

¿Qué pasa si Samsung se va?

Hasta ahora, Samsung ha reiterado que no planea salir de México, pero analistas coinciden en que una eventual derrota en la Corte podría poner sobre la mesa decisiones difíciles.
La empresa tendría que pagar una cifra equivalente a seis años de utilidades, un golpe que haría inviable su permanencia bajo las condiciones actuales.

Si Samsung llegara a cerrar sus plantas de Tijuana y Querétaro, México perdería:

  • Miles de empleos directos e indirectos, principalmente en manufactura especializada.
  • Una de sus principales fuentes de exportación tecnológica, que hoy abastece a todo el continente.
  • La confianza de otros inversionistas extranjeros que verían el caso como un precedente de riesgo.
¿Qué pasa si Samsung se va de México?

El golpe no sería solo económico: afectaría la balanza comercial, la recaudación y la imagen de México en el mapa global de la manufactura.
Políticamente, el mensaje sería ambiguo: en plena estrategia para atraer inversiones mediante el nearshoring, el país podría alejar a un símbolo principal de éxito.

En resumen, el costo de un fallo sin diálogo no se mediría en pesos, sino en oportunidades perdidas. Porque, aunque los impuestos se cobren una sola vez, la confianza se paga siempre doble.

Más que un litigio: una prueba de confianza para México

El caso Samsung no es solo un conflicto sobre IVA: es un espejo que refleja cómo México maneja su relación con el capital productivo, la ley y la inversión extranjera.
Lo que hoy se discute no solo determinará si una empresa debe pagar impuestos duplicados, sino si el país puede garantizar reglas claras y estables en medio de los cambios políticos y económicos que lo rodean.

Más que un litigio: una prueba de confianza para México

La historia de este litigio muestra que la competitividad no depende solo de salarios bajos o ubicación geográfica, sino de la confianza institucional. Ningún tratado comercial, parque industrial o política de fomento puede sustituir la certeza jurídica que los inversionistas buscan antes de instalar una línea de producción.

Si el desenlace apuesta por el diálogo, México saldrá fortalecido: el Estado cobrará lo justo, las empresas habrán ejercido su derecho y el programa IMMEX podrá ajustarse sin perder su esencia. En cambio, una resolución arbitraria o punitiva dejaría huellas duraderas: inversión aplazada, relocalización de plantas y pérdida de competitividad en el contexto del nearshoring.

Porque en la economía global, los países no solo compiten con incentivos: compiten con credibilidad.
Y en ese tablero, el verdadero reto para México no es ganar un juicio contra Samsung, sino demostrar que aquí las reglas del juego no cambian cuando empieza el partido.

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